lunes, 5 de enero de 2009

Deseo cumplido

El último día del año 2008, yo veía desde mi ventana en la avenida Aviación, todos los carros desesperados por llegar a su casita, a su reunión de amigos a su fiesta, a su romántica noche, a la playa, al campo, a cualquier lugar, que sea especial, antes de que el año se suicidara.

Esa noche, era como 28 de julio, día de la Canción Criolla, San Valentín, Navidad y otras fiestas más que alborotan las pobres calles, víctimas del entusiasmo de las personas, que, a comparación de los días comunes, pisan con mayor fuerza, discuten con el poste y gritan al perro.

Pasada las doce, los cuetecillos miraban por última vez el cielo, luego, eran reventados para celebrar un nuevo año. Cuando lleguemos al dos mil diez, diremos repetiremos las mismas frases: “ahora sí cambio”, “ahora sí cumplo mis promesa”, “ahora sí consigo novio”, “ahora sí consigo agarre”.

Y la noche se adornó de deseos, más que en Navidad y en cumpleaños, deseos que “ojalá se hagan realidad”, con un poco de dinero sí se puede. Las celebraciones siguieron, amanecieron esos cuerpos artificiales, urbanos y grises.

Me fui a dormir a las cinco y media de la mañana y desperté casi a las siete. Los invitados ya se habían ido y mi enamorado se acostó, sin antes decirme: “ya se fueron todos, comamos Kentucky”. Luego de dos horas de dormir. Unas tres horas de limpieza en la casa – es típico que alguien bote la jarra de trago, uno vomite por la ventana cuando el baño está ocupado y otro se saque sus zapatos para bailar como animal – luego de la limpieza por año nuevo, regresé a mi casa.

La ciudad era una maqueta: hecha de cartulina blanca, poca basura en las veredas y tan intacta. Poca gente transitaba, los carros con pocos pasajeros, el cielo sin sol fastidioso y brilloso y yo disfrutaba el primer día del año: era perfecto. Hasta ese borracho que subió al micro.

Lima parecía un pueblo lejano, ignorante del ritmo agotador de la vida moderna. El año comenzó siendo hermoso para mí.









1 comentario:

Yana dijo...

Me enamoré del nombre de tu blog, es imposible no adorar a los mapaches, son tannnn tiernos!!

Muy simpático y acogedor está este sitio, así que vendré a visitarte seguido, nos leemos.

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