sábado, 11 de octubre de 2008

Amores prohibidos (¡Qué roche!)

La falda a cuadros se levantaba tímidamente, mostrando las resecas y oscuras rodillas de la adolescente. El uniforme rojo llamaba la atención en la plomiza alameda Chabuca Granda.

Amores prohibidos

De la mano ingresó con un chico que sólo le llevaba dos o tres dedos de altura, quien actuaba orgulloso de la ropa que usaba: un jean holgado y una casaca verde.

Ambos caminaban lentamente, dirigiéndose a los asientos cerca al muro, donde se contempla un río sucio y callado. Se detuvieron y descansaron allí.

Antes de las once de la mañana, despierta la invasión del romanticismo indiferente a los tres abuelos conversando, al joven limpiando el suelo con lejía, los carros al otro lado escupiendo smog al cielo, a los ambulantes escapando de las autoridades, las autoridades acercándose a la pareja cariñosa.

El muchacho la mira y le habla bajito. A la muchacha no le importa las preguntas que nacerían de la cabeza de cada uno de los señores que los vieran: ¿Qué hace una escolar paseando en la mañana? ¿Será del turno de la tarde? ¿Sus clases terminaron temprano?

Los vigilantes no se preguntaban nada. Sus botines pisaban fuerte, salpicando el agua de la lluvia de anoche. Rompieron el vidrio amoroso que encerraba a los dos jóvenes en su mundo, fuera de la realidad.

Uno de los vigilantes comenzó a conversar con la colegiala. Un padre castigando a su hija. El otro vigilante amablemente acompañaba al muchacho a salir del parque. La chica se fue sola, con su maletín a un lado y la vista hacia abajo. Los dos vigilantes se quedaron parados al principio del puente Trujillo, asegurándose que el joven no regrese.

Bajo una lluvia nueva, otras parejas llegan a la alameda y los vigilantes voltean para seguir a los ambulantes.

2 comentarios:

Charles Rodríguez dijo...

Umm, es muy común toparnos con una escena similar. Una colegiala, paseando de la mano de un tipo mayor. Tal vez se trate de un 'complejo de electra' no resuelto, pero hay muchos 'vivazos' que se aprovechan de estas niñas, cuyas personalidades aun no están definidas.

Dylan Forrester dijo...

Una prosa interesante. Me gustó. Espero regresar y leerte más. Persevera.

Saludos...