La gente se pasa. Ya va más de una vez que lo hace descaradamente. Ni siquiera tienen conciencia, a pesar de que estudian en la universidad, leen mucho sobre Filosofía, todos los días miran noticias y conversan sobre política en la mesa. Se pasan.
- Enamorando a una chica en medio de un viaje de carro. «Mira: yo soy así, yo soy asá », pareciera que dijera el muchachón. Él está comiendo algo, le invita a la señorita que acompaña. Se termina el bocadillo. Con sus manos, forma una curiosa bolita con la envoltura. Abre la ventana de la combi y ¡fua!, tira afuera esa basurita.
- Ese señor juega a la puntería botando pequeñas envolturas de caramelos hacia la puerta del microbús. Tiene uñas maltratadas y manos robustas. Sus ojos verdes irritados transmiten muchas noches de juerga. Y de nuevo lo hace, esta vez con una envoltura de helado.
- «Ay se me cayó», es las excusas de esa universitaria, pero todos sabemos que al pasar por allí, justo se le terminó el agua y no es fashion tener una botella de plástico vacía que desentone con el atuendo de hoy. Seguro no ha pensado que a un metro de ella hay un inocente tacho de basura. Qué pena.
¡Por favor, no hagan que los odie, pongan la basura en su lugar… y a esa gente también!
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